
Una churrería de Málaga, obligada a cerrar por no instalar campana extractora de humos
La imagen es cotidiana en cualquier barrio andaluz: un olor que perfuma la mañana, aceite chisporroteando y un cucurucho de churros recién hechos entre las manos. Pero detrás de esa escena tan nuestra, late una realidad más cruda: la normativa municipal no perdona. Y si no que se lo digan a los dueños de una churrería del distrito de Carretera de Cádiz, en Málaga, que han visto cómo su actividad quedaba paralizada por no disponer de una campana extractora de humos industrial.
Los hechos no admiten demasiadas interpretaciones. El Ayuntamiento de Málaga, a través del Área de Comercio, Vía Pública y Fomento de la Actividad Empresarial, ha decretado el cierre cautelar de este negocio, tras constatarse varias irregularidades en una inspección. Pero la más grave, y la que ha terminado por condenar temporalmente la actividad, ha sido la ausencia de un sistema adecuado de extracción de humos.
Cuando la tradición se topa con la normativa
El local, dedicado a la elaboración y venta de churros, operaba sin uno de los elementos más esenciales en cualquier cocina profesional: la campana extractora. Y eso, en una freiduría donde el aceite bulle sin descanso desde primeras horas del día, es un factor de riesgo inadmisible. Más aún cuando hablamos de licencias de actividad, que no son un capricho administrativo, sino una garantía de que el negocio cumple con las condiciones básicas de seguridad, salubridad y respeto al entorno urbano.
En una primera inspección, los técnicos municipales emitieron un requerimiento para subsanar las deficiencias. Sin embargo, en la siguiente visita, comprobaron que los responsables del negocio no solo no habían actuado, sino que mantenían el mismo equipo y disposición, sin ningún tipo de corrección.
Es aquí donde cobra importancia el papel de los filtros campana extractora industrial. Sin ellos, no solo se incumple la normativa, sino que se compromete la seguridad tanto del personal como del vecindario. La grasa suspendida en el aire, los olores persistentes y la ausencia de ventilación adecuada pueden derivar en incendios o problemas de salubridad.
El precio de ignorar la normativa: cierre inmediato
El Ayuntamiento ha sido contundente en su comunicado: el local, al carecer de campana extractora y contar con una freidora en uso constante, representa un “peligro extremo”. Y no es una hipérbole. La extracción de humos es más que una cuestión estética; es una barrera de protección frente a incendios y un requisito clave para que un local gastronómico opere con garantías.
Además, se identificaron otras irregularidades: baños no adaptados y un sótano de uso desconocido al que los inspectores no pudieron acceder por la negativa de los responsables. Pero el núcleo del problema fue, sin lugar a dudas, la ausencia de una campana extractora industrial.
Hoy en día, instalar una campana extractora industrial es una inversión necesaria, no solo para cumplir con la ley, sino para proteger la viabilidad del negocio. Existen modelos adaptados a todos los presupuestos, desde los más básicos hasta los más sofisticados con sistemas de filtrado de alta eficiencia.
Un sótano sospechoso y unas redes que no ayudan
El caso se agrava con la opacidad de los dueños del local. Al negar el acceso al sótano, los técnicos no pudieron certificar el uso ni las condiciones de ese espacio. Y lo que no se puede comprobar, no se puede permitir. Para colmo, las redes sociales jugaron en contra: los propietarios compartieron imágenes del interior del local, que fueron analizadas por los inspectores, revelando nuevas deficiencias no vistas en visitas anteriores.
La consecuencia es clara: el local permanecerá cerrado hasta que subsanen todas las irregularidades. Y si no lo hacen, se arriesgan no solo a sanciones, sino a perder definitivamente la licencia. Lo dice alto y claro la legislación municipal, y lo recuerda este enlace sobre la multa por no tener licencia de actividad.
Las campanas industriales: aliadas invisibles de la legalidad
Es habitual que quienes inician un negocio de hostelería prioricen la maquinaria visible: la freidora, la plancha, la cafetera, el expositor refrigerado… Pero olvidan que el corazón de la cocina está también en lo que no se ve. Una buena instalación de ventilación, una campana con filtros adecuados y un sistema de evacuación de humos son elementos imprescindibles para que el aroma del churro no acabe impregnando toda la calle… o provocando un incendio.
Además, el no contar con estos sistemas compromete la tramitación o mantenimiento de la licencia de actividad. Las inspecciones técnicas son cada vez más exigentes, y basta con una deficiencia para que el Ayuntamiento actúe con firmeza, como en este caso. No se trata de perseguir al emprendedor, sino de proteger a los clientes y al entorno urbano.
Prevenir antes que lamentar
La historia de esta churrería malagueña es una advertencia con olor a aceite recalentado. No basta con hacer buenos churros. Hay que hacerlos bien, en condiciones, con responsabilidad y con respeto a las normas. Porque cuando la tradición se cocina sin filtros, el humo acaba ahogando el futuro del negocio.
Así que si estás pensando en abrir un local de hostelería, o ya lo tienes, revisa tu cocina, invierte en equipamiento adecuado y asegúrate de contar con todo lo necesario para que el aroma de tus frituras no termine tapado por el sello de clausura del Ayuntamiento.
Por el bien del negocio, del barrio y del prestigio de tu marca.