
¿Es legal vender comida hecha en casa? Lo que debes saber en 2025
Nos lo hemos preguntado todos alguna vez: ¿es legal vender comida hecha en casa? La idea suena tentadora. Cocinas bien, tus amigos te lo dicen siempre, y en tiempos de precios imposibles y trabajos inestables, convertir tu cocina en un pequeño obrador parece una salida brillante. Pero —como todo lo que huele a negocio alimentario— la legalidad tiene su receta, y no es precisamente sencilla.
En España, la venta de comida elaborada en viviendas particulares está sujeta a una normativa clara: el Real Decreto 1021/2022. No lo prohíbe, pero lo regula con precisión quirúrgica. Y lo primero que exige no es solo limpieza o buenas intenciones, sino una cocina que cumpla con las condiciones higiénico-sanitarias adecuadas. Ahí es donde el mobiliario de hostelería de acero inoxidable se convierte en el mejor aliado de quien quiere hacer las cosas bien.
Este tipo de mobiliario —mesas, fregaderos, estanterías o armarios de acero inoxidable— no es un capricho estético. Es el requisito indispensable para asegurar una superficie fácil de limpiar, resistente al calor y libre de contaminación cruzada. Si tu cocina no tiene estas condiciones, ni el mejor guiso del mundo podrá salvarte de una inspección sanitaria.
Y si hablamos de higiene, ventilación y extracción, no podemos olvidar un elemento esencial: la campana extractora industrial mural con motor. Sin una buena extracción, no solo acumulas grasa en el aire; incumples la normativa sobre control ambiental en espacios de elaboración alimentaria.
¿Qué dice exactamente la ley?
El Real Decreto 1021/2022 establece que los alimentos elaborados en viviendas particulares solo pueden venderse directamente al consumidor final, dentro de una zona sanitaria delimitada. Es decir: puedes preparar tus empanadas o guisos y venderlos en ferias locales, mercadillos o a domicilio, siempre que tu cliente viva dentro de tu mismo distrito sanitario.
Además, exige el cumplimiento de tres pilares fundamentales: registro, higiene y trazabilidad. No basta con cocinar bien. Hay que demostrarlo ante las autoridades sanitarias, mediante una declaración responsable que detalle las zonas de trabajo, los productos elaborados, los horarios de actividad y las medidas de seguridad adoptadas.
La cocina doméstica convertida en obrador
Transformar una cocina doméstica en un espacio apto para la venta de comida requiere más que limpiar con lejía. La normativa habla de “zonas diferenciadas” y “materiales aptos para contacto alimentario”. Eso significa que, aunque no tengas un restaurante, tu espacio debe cumplir con estándares profesionales.
Las mesas de acero inoxidable, las superficies sin juntas y los armarios herméticos son más que una inversión: son una garantía. Garantizan que los alimentos no se contaminen, que las inspecciones sean favorables y que el cliente final reciba un producto seguro. En definitiva, son el puente entre la cocina casera y la cocina profesional.
Si además complementas el mobiliario con una campana industrial cocina, ganarás puntos en salubridad, confort y cumplimiento normativo. La ventilación adecuada evita condensaciones, olores y, lo más importante, reduce riesgos sanitarios.
Requisitos legales y sanitarios
Para vender comida hecha en casa en 2025, el primer paso es presentar una declaración responsable ante la autoridad sanitaria de tu comunidad autónoma. En ella debes describir el tipo de alimentos, la zona de elaboración y el volumen de producción. El límite permitido ronda los 100 kilogramos semanales, siempre bajo control y con trazabilidad documentada.
Además, los alimentos deben ir correctamente etiquetados con la fecha de elaboración y la leyenda “Elaborado en vivienda particular”. No se permite la atención directa al público en el domicilio ni la distribución a bares o colegios sin autorización expresa.
Otro punto innegociable: formación en manipulación de alimentos. Es obligatorio disponer del certificado actualizado, ya que cualquier control sanitario lo exigirá. Y aunque la ley permita cierta flexibilidad, lo recomendable es contar también con un seguro de responsabilidad civil que cubra posibles incidencias alimentarias.
¿Y desde el punto de vista fiscal?
Si la actividad es habitual, tendrás que darte de alta como autónomo, tributar por tus ingresos y cumplir con tus obligaciones fiscales. Solo si se trata de una actividad esporádica y sin ánimo de lucro podrías operar sin darte de alta, pero ese supuesto es cada vez más difícil de justificar ante Hacienda.
Y sí, aunque parezca una pequeña aventura doméstica, la ley es clara: quien cocina para vender debe comportarse como un pequeño empresario. Control sanitario, higiene documentada y una cocina adaptada con mobiliario de acero inoxidable. Esa es la fórmula que separa la pasión del problema.
El mobiliario de acero inoxidable: el gran olvidado de la legalidad
En demasiadas cocinas caseras se intenta cumplir la normativa con parches: tablas de plástico, estantes de madera y utensilios que no resisten una inspección. Pero la diferencia entre “cocinar en casa” y “producir para la venta” la marca precisamente el equipamiento profesional.
El acero inoxidable no se oxida, no absorbe olores, no acumula bacterias y soporta temperaturas extremas. Es el único material aceptado por sanidad para las zonas de manipulación y almacenamiento alimentario. Y si tu intención es vender de manera legal, invertir en una cocina equipada es una obligación, no una opción.
Por eso, antes de preguntarte si es legal vender comida hecha en casa, deberías preguntarte si tu cocina cumple las condiciones de una instalación alimentaria segura.
Qué puedes y qué no puedes vender desde casa
Solo se permiten alimentos sometidos a tratamiento térmico suficiente: guisos, empanadas, lasañas, mermeladas, confituras o bollería estable. Quedan excluidos los alimentos crudos o sin cocción —como ensaladas o bocadillos—, y está prohibido congelar alimentos en casa para su posterior venta sin autorización sanitaria.
La venta está limitada al ámbito local: tu distrito sanitario o unidad de salud. No podrás enviar pedidos fuera de tu zona, aunque los recibas por redes sociales. Sí se permite la venta por Instagram o WhatsApp, siempre que cumplas con los mismos requisitos que cualquier negocio alimentario registrado.
Consejos para emprender con seguridad
- Equipa tu cocina con mobiliario homologado: mesas, fregaderos y estanterías de acero inoxidable.
- Forma parte del registro sanitario de tu comunidad autónoma.
- Etiqueta correctamente cada producto.
- Usa envases seguros y de grado alimentario.
- Mantén trazabilidad de ingredientes y fechas de elaboración.
Cocinar sí, pero con cabeza
Vender comida casera no es una utopía. Es posible, viable y legal, siempre que se haga con rigor. La normativa española no pretende frenar el emprendimiento, sino proteger la salud pública. Si entiendes eso, estás un paso por delante.
Y si te tomas en serio esta aventura, invierte en lo esencial: una cocina adaptada con mobiliario de acero inoxidable, una campana extractora eficiente y una higiene de manual. Así, cuando alguien te pregunte “¿es legal vender comida hecha en casa?”, podrás responder sin dudar: sí, lo es, pero hay que hacerlo bien.