
Marbella impulsa las obras para reforzar la seguridad del colegio del Carmen
En pleno corazón de Marbella, donde las piedras de su casco antiguo cuentan siglos de historia, el Ayuntamiento ha decidido dar un paso firme hacia el futuro. Lo hace con un propósito claro: reforzar la seguridad del colegio Nuestra Señora del Carmen, un centro educativo que, como tantos otros, ha envejecido con la ciudad, pero que ahora necesita adaptarse a un presente donde la protección contra incendios y la eficiencia energética ya no son opcionales, sino una obligación moral y legal.
El proyecto, cuidadosamente planificado, no solo busca reparar lo que el tiempo ha desgastado. Pretende garantizar que cada aula, cada pasillo y cada rincón del colegio esté protegido ante cualquier eventualidad. Porque hoy, más que nunca, sabemos que la prevención salva vidas, y que un fuego no solo destruye materiales, sino también recuerdos, aprendizajes y confianza.
La intervención contempla actuaciones integrales, desde la modernización de instalaciones eléctricas hasta la sustitución de carpinterías. Pero el eje central del plan es la seguridad. Y dentro de ella, la protección contra incendios ocupa un papel protagonista. Marbella lo sabe: cada segundo cuenta cuando las llamas aparecen, y contar con equipos de detección y extinción adecuados puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia.
Por eso, la nueva infraestructura incluirá una red de sistemas automáticos de detección, rociadores y puntos de extinción estratégicamente distribuidos, todos diseñados conforme a la normativa actual y con materiales homologados para entornos escolares. Y, como no podía ser de otra forma, la instalación se complementará con el uso de extintores abc, indispensables por su versatilidad y eficacia frente a los incendios más comunes en centros educativos.
Un colegio que evoluciona sin perder su identidad
El colegio del Carmen forma parte del alma marbellí, y las obras, aunque necesarias, respetarán ese vínculo histórico. Nada de excavaciones ni movimientos de tierra: el centro se encuentra en una zona arqueológicamente sensible, próxima a la muralla declarada Bien de Interés Cultural. Por ello, los trabajos se ejecutarán con un delicado equilibrio entre tradición y tecnología, buscando intervenir lo justo para garantizar la seguridad sin alterar el legado.
Esta decisión refleja una filosofía clara: proteger no significa destruir, sino preservar con responsabilidad. Así, los operarios trabajarán en la renovación completa del sistema eléctrico, instalando nuevos cuadros, cableado y protecciones que aseguren la continuidad del servicio sin riesgo. El objetivo es evitar sobrecargas, cortocircuitos y posibles focos de incendio derivados de una instalación envejecida.
Paralelamente, se renovará toda la carpintería, tanto interior como exterior. Se sustituirán ventanas, puertas y marcos por materiales que mejoren el aislamiento térmico y acústico, con perfiles ignífugos y vidrios de seguridad. Un paso adelante no solo en confort, sino también en eficiencia energética y resistencia al fuego.
Protección contra incendios: un compromiso irrenunciable
Hoy, hablar de seguridad en un colegio no puede hacerse sin mencionar la protección contra incendios. Los centros educativos, por su naturaleza, albergan un público especialmente vulnerable: niños. Y es precisamente por ellos que la ciudad ha decidido invertir en un sistema de respuesta inmediata y preventiva.
El nuevo sistema incluirá alarmas acústicas y luminosas, señalización fotoluminiscente en todas las salidas, y rutas de evacuación adaptadas para garantizar que, ante cualquier eventualidad, el desalojo se realice de forma rápida y ordenada. Además, se reforzará el mantenimiento periódico del sistema, asegurando que cada componente funcione con la precisión que la seguridad exige.
Porque Marbella ha entendido algo esencial: la prevención no es un gasto, es una inversión. Un colegio seguro no solo transmite tranquilidad a las familias y al profesorado, sino que se convierte en un ejemplo de civismo y compromiso con el bienestar común. Y en ese camino, la presencia de equipos de extinción homologados, como los extintores, se vuelve innegociable.
Accesibilidad, sostenibilidad y seguridad: tres pilares para un mismo proyecto
Las obras del colegio del Carmen no se limitan al ámbito técnico. También se busca hacer del centro un espacio más inclusivo y sostenible. Se instalarán sistemas mecánicos de salvaescaleras que conectarán los distintos niveles sin alterar el subsuelo ni los elementos arqueológicos del entorno. Una solución respetuosa con la historia y al mismo tiempo comprometida con la accesibilidad universal.
Además, el proyecto introduce criterios de sostenibilidad que van desde la optimización de la iluminación hasta la reducción del consumo energético. Todo, bajo el principio de que un centro educativo moderno debe enseñar con el ejemplo: cuidar el entorno es también una forma de educar.
El área de Obras, liderada por Diego López, lo resume con claridad: “Esta actuación supondrá un uso más racional de la energía, reduciendo el consumo y las incidencias derivadas del envejecimiento de la instalación anterior”. Palabras que definen una realidad: la modernización del colegio no es un lujo, es una necesidad. Una necesidad que ahora se materializa con rigor, planificación y responsabilidad.
Licencias y normativa: el rigor técnico como garantía
Este tipo de intervenciones requieren un proceso administrativo preciso, donde cada permiso, cada licencia y cada memoria técnica debe ajustarse a los estándares de seguridad establecidos. De ahí la importancia de contar con una licencia de obra que contemple todos los requisitos en materia de protección contra incendios, eficiencia energética y accesibilidad.
Solo así se garantiza que el resultado final no sea una reforma improvisada, sino una infraestructura sólida, verificada y segura. En tiempos donde la normativa europea y nacional sobre seguridad contra incendios se ha vuelto más exigente, actuar sin la documentación adecuada es, sencillamente, jugar con fuego.
Una inversión en el futuro de Marbella
Con una superficie de actuación que ronda los 1.225 metros cuadrados, las obras se ejecutarán bajo criterios de mínima afección al desarrollo educativo. Es decir, el colegio continuará con su actividad, priorizando siempre la seguridad de los alumnos y el personal docente. Se trata, al fin y al cabo, de una obra que no solo mejora un edificio, sino que fortalece la confianza de toda una comunidad educativa.
Marbella impulsa así un modelo de ciudad que entiende que el progreso no se mide solo en grandes infraestructuras, sino en los pequeños espacios donde crece el futuro: las aulas. Porque cuidar de los colegios es cuidar de lo que somos y de lo que seremos. Y hacerlo con responsabilidad, con sistemas de protección contra incendios modernos, accesibles y eficaces, es un deber que trasciende la administración. Es una apuesta por la vida.
Por lo tanto, la seguridad del colegio del Carmen es hoy el reflejo del compromiso de Marbella con su ciudadanía, con su historia y con su futuro. Un futuro que, gracias a esta actuación, será más seguro, más eficiente y, sobre todo, más consciente de la importancia de estar siempre preparados frente a lo inesperado.